Ahora, estoy en ese compás de espera, que no sé lo que me traerá.
- Isabel Gámez
- 21 jul
- 1 Min. de lectura
Hoy, mientras contemplaba uno de mis cuadros, intenté recordar qué me había inspirado a pintarlo. Me costó un buen rato volver a ese momento de decisión… Después vinieron a mi mente otros cuadros, uno tras otro, hasta tratar de traer de vuelta todos aquellos que, aunque firmaba y enumeraba, he ido perdiendo con el tiempo… Algunos se perdieron físicamente, por inundaciones en mi casa o por los daños que sufrían en cada mudanza. Otros, tal vez, se borraron de mi memoria porque los pinté solo para regalarme una pausa mental de los problemas del trabajo… o tal vez, por la edad que ahora tengo… Algunos de esos cuadros me acompañaron durante años; otros encontraron un lugar en casas de otras familias.
Aunque la memoria suele distorsionar un poco el pasado y la única realidad es la de hoy, la vida a veces se muestra inesperada y se encarga de desbaratar ese futuro que vamos trazando con cada cumpleaños... Creo que dejaré de quedarme frente a mis cuadros… dejaré de hacerme preguntas que solo me hacen daño…
Hace años que dejé de pintar y me puse a escribir historias, como antaño… pero también llegaron pausas, no porque me faltara inspiración, sino por la profunda amargura que me provoca todo lo que pasa en este mundo que tanto quiero… Es una tristeza que me empuja a escribir lo que no quiero sentir, y menos aún dejarlo escrito…
Ahora, estoy en ese compás de espera, que no sé lo que me traerá.

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